Odio a la gente incrédula. Pasean su escepticismo por ahí, producto muchas veces de la inseguridad que produce no conocer el amor, cultivando en ellos mismos un rechazo que acaba por destruir todo lo que desprenda un poco de optimismo hacia las relaciones humanas. Andan torpes por la calle, tarareando canciones que hablan de lo que ellos mismos desprecian. Sienten vergüenza ajena de las muestras públicas de afecto, que para ellos, no es más que una muestra de debilidad, propia y ajena. No creen en el amor de palabra, pero dentro de su pecho, existe escondido, un halo de esperanza, lo sé.
No creen en las historias de amor, porque han visto tantas películas, que piensan que la ficción rodea al amor. Han sufrido viendo a sus amigos, arrancarse la piel a tiras por historias maltrechas y tienen miedo al sufrimiento.
Solo ven tinieblas donde deberian ver VIDA.
Qué aburrido es estar sentado esperando a que las cosas ocurran. Las historias de amor, habitan en las calles, esperando que los valientes salgan a por ellas.


Nadie dijo que el amor fuera fácil, ni bonito, ni perfecto. Lo que si sé, es que los amantes cobardes, caerán en el olvido de muchos corazones.





Saludos para todos, y gracias por seguir leyendo todas estas ideas absurdas que pasan por mi cabeza de vez en cuando.

Marabunta.

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