A mi la mayoría de la gente me da asco.
Soy de esas personas difíciles de convencer. Y lo prefiero. Es por eso que valoro tanto las relaciones humanas en general, y la amistad en particular.
Hace muchos años, cuando iba al colegio de monjas y tenía aquel mítico club social llamado "Fuchini", recuerdo que en una ocasión mi padre me dijo: "En la vida, hija mía, contarás a tus amigos con los dedos de una sola mano". Claro que esa frase, no tenia demasiado sentido a mis seis años de edad, pero con el paso de tiempo ha ido cobrando cada vez más sentido, guillotinando dedos a diestro y siniestro. Menuda carnicería....
No soy de esas personas que tiene 347 amigos íntimos, aunque por lo visto, ahora se lleva mucho, sobretodo si tenemos en cuenta la aparición de las numerosas redes sociales, donde actualizas tu estado de ánimo confesando que tu vida es una mierda y a los 30 segundos ya tienes a tus 756 intimísimos dándote ánimos...¡Que atrocidad!
Pero después de 25 años, me alegra comunicarme a mi misma que se valorar a la perfección el término 'amigo', aunque lo he tenido siempre mas o menos claro, sinceramente.
Y mientras escribo esto en mi libreta de apuntes con mi mano derecha, cuento a mis amigos con la izquierda. Fijense si son pocos. Pocos pero bien avenidos. Nunca he sido de grandes pandillas ni grupos, no creo en eso. No me da más seguridad tener una tribu de colegas guardándome las espaldas. No sabria dividirme en 10 partes por igual...y dar menos a unos, y más a otros.

Digamos que para mi...un amigo podria ser algo así como el comodín de la llamada, alguien a quien llamar en caso de jugarte un millón de euros. Alguien a quien confiarle tu suerte.

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