Carta a un(mi) amor de verano, de otoño, invierno y primavera:

Lo tuyo y lo mio, nunca fué fácil, pero supongo que el destino, o la ausencia del mismo hizo que nuestros primeros pasos, no fueran más que palos de ciego hacia ninguna parte, y ante el dolor y la frustración que eso me suponía, después de cien finales dignos de alguna tragedia griega, en mi fuero interno, en mis pensamientos más privados, eso que tu y yo teníamos seguía vivo. 
Hubieron momentos en los que deseé odiarte, y te odié, me empeñé en no quererte, y tu a mí; Nos sumergimos en la búsqueda de otras personas, para intentar sustituirnos sin que se notara mucho, y así hacer como si nada hubiera pasado. Pero aquel propósito de querer a otros como si fueramos nosotros, no hizo más que empujarnos de nuevo hacia otro intento de ganar la guerra, está vez sin éjercito amigo.
Yo quería que lo nuestro fuera perfecto, pero ni tu ni yo somos dignos de que nos pongan una calle, ni una plaza, ni tan siquiera un callejón, ni falta que hace. Un dia, de una semana cualquiera, en un mes que no recuerdo, hace unos años, empezamos a entendernos, y a querernos tal y como éramos: Yo dejé de buscar al hombre perfecto, y tu empezaste a dejar de tener miedo a quereme y a asumir la responsabilidad que conlleva eso. Y así fué como empezamos de verdad a ser complices de nuestra propia historia, a necesitarnos, a entendernos, a respetarnos, pero sobretodo a querernos, querernos de verdad, ahora si. 

Te quiere, siempre. M.

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Comentarios

  1. Has descrito en su totalidad años de amarguras y alegrias, de risas y de lloros; pero como en una cinta de amor a tenido un final feliz y por mas años que pasan mejor se esta al lado de quien mas quieres, por siempre jamas, entre tu y yo, chem.

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