Yo folle contigo

Hola zampabollos. Esto que voy a hacer es totalmente nuevo para mi, pero es que en tiempos de crisis, salir a comer o a cenar es un extra para el bolsillo y la elección es cuestion de vida o muerte (casi), sobretodo cuando eliges un barrio como #Ruzafa, donde la oferta gastronómica se ha reproducido como un piojo playero, o sea, a escape. 

El caso es, que un buen amigo me debía una cena hacia meses, y decidimos saldar cuentas. Mi primera opción era #Rodamón (fantástico, por cierto), pero como ya era un repetir, decidimos vivir al límite (maaaaal mara, mal) y arriesganos con un nuevo mexicano que habian abierto hace poco, y que siempre que me da por pasar con la bici, esta puto lleno: Chilangos.

El sitio: Nada más entrar casi me da un ataque de epilepsia de tanto color, pero bueno, todos los mexicanos son un poco ida de olla en ese aspecto, unos con más gusto que otros; No es el caso de este. Me senté con mi amigo en la primera mesa que vi vacía, que por cierto eran casi todas.  

El servicio: La camarera tardó al menos 10 minutos en venir a preguntar que si queriamos algo de beber, justo el tiempo que tardé en mirar la carta que habia encima de la mesa. Pedimos Margaritas. Nada del otro mundo (La gente que habia en barra, haciendo los cockteles, tenian una cara poco amistosa, tendrian un mal día). Aunque en ese momento nada hacia presagiar que iba a ser lo mejor de la cena. Las camareras bastante rancias y poco profesionales. Sobretodo una de ellas. Tratandose de un sitio nuevo, esto es inaceptable: Llamadme exigente, pero cuando sales a cenar y a dejarte la pasta, el servicio es una parte fundamental. 

La carta: Despues de echar un vistazo a la poco extensa, pero suficiente oferta, no nos comimos mucho la cabeza, y pedimos lo tipico. A mi personalmente, no me importa que no haya demasiado donde elegir si la calidad y la presentacion es buena.He de decir que la carta es un poco confusa y hay cosas que tienes que preguntar, sobretodo cuando se trata de ingredientes, ponen muchos cuando en realidad tienes que elegir uno. Pero esto ya, son cosas secundarias, no me voy a poner en modo bruja...

Nos decantamos por el guacamole (Calidad media, aceptable, comible. Nada que no pueda hacer uno en casa con un poco de cariño), luego pedimos unas quesadillas bastante insipidas (de pollo y algo asi como tomate, y de champiñones con nosequé) y como plato fuerte algo que me flipa a otro nivel: cochinita pibil. Nos la trajeron en el mismo recipiente que el guacamole, en una especie de mortero bastante gracioso, pero un poco basto. Datos a comentar, habia tal cantidad, que me agobié solo de verlo. Me pareció desproporcionado en comparación con el tamaño de las raciones anteriores, y como dato curioso, os diré que las tortas de maiz que acompañan son de tamaño minusculo. Un sinsentido. Además estaba tan caldoso que chorreaba todo. En fín...

La presentación: Lo mejor del sitio son los mantelitos que salen en la foto, lo juro. La presentacion de los platos es bastante pobre, hay bares de carretera con más gracia. Y esto si que es algo importante, porque si en algo se caracteriza la cultura mexicana es en la riqueza. Una cosa que no me gustó nada de nada, es que las camareras no me cambiaran el plato, porque hasta donde yo sé, los platos que tienen restos de comida se cambian. Puedo tolerar que no me cambien los cubiertos, porque no es un tres tenedores, pero joder, lo del plato no. Solo faltó rellenarme la copa con mas Margarita...

El postre: Más Margaritas, porque visto como era la comida, y la panzada que me pegué comiendo cochinita pibil a nivel obrero de la construcción no era como para arriesgarse con el postre.

El sitio no es caro, porque no puede serlo. Lo que incrementó la cuenta fue la bebida. Como siempre. La copa que no falte en mi mano nunca, sobretodo cuando la comida es decepcionante. La broma nos costó 50 euros, un precio aceptable (20€ de los cockteles; 30€ la cena). 

Lo mejor: Que no pagué yo.

Lo peor: La comida y el servicio.

Veredicto: Es un Mexicano para aficionados, en serio. No vayáis.